Conocer este pequeño espacio de tierra llamado Asturias, es el objetivo con el que nace Semeyas de Asturias.

Escarpadas y abruptas montañas, frondosos bosques, rios, arroyos, cascadas, acantilados, playas y recónditas calas, configuran esta ancestral tierra de belleza indescriptible.

Conociendo, disfrutando, divulgando y colaborando en la medida de nuestras posibilidades, en la protección de sus espacios naturales, su flora y su fauna salvaje, contribuiremos a que generaciones posteriores, disfruten de esta tierra mágica, de este Paraíso Natural, que es Asturias.

Asturias, es en muchos casos el último refugio para muchas especies que caminan hacia la extinción.

Nuestra conducta cuando nos internemos en sus bosques, en la montaña no ha de ir encaminada solo hacia nuestro propio disfrute, sino a colaborar en defender la supervivencia de todos los seres vivos que comparten este espacio con nosotros.

Osos pardos, lobos, zorros, ciervos, rebecos, corzos, gamos, nutrias, etc. etc. , su existencia depende de como nos comportemos.

Solamente si respetamos sus costumbres, su hábitat natural, solamente así, tal vez mañana en la cumbre de una montaña, en un claro de un bosque podamos en compañía de nuestros hijos o de nuestros compañeros de ruta, mientras comemos un bocadillo, observarlos en todo su esplendor y compartir con ellos un momento único y mágico.



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domingo, 29 de mayo de 2011

Ruta de Braña Sousas



Aunque con cierta inestabilidad, las predicciones meteorológicas preveían cielos despejados, pero como suele ocurrir en multitud de ocasiones, todo parecido con la realidad es mera coincidencia.









La intensa niebla que lo cubría todo nos hizo desistir de los planes preconcebidos, tras una larga parada en Pola de Somiedo a la espera de ver si el día mejoraba, nos decidimos por una ruta mucho más corta y sencilla que la prevista.


La niebla tal vez sea la mayor enemiga de los montañeros, desorienta, confunde, todos los senderos parecen el mismo, los árboles se repiten, no existen puntos de referencia; y la montaña no se va, la montaña perdura y nosotros siempre podremos volver a visitarla, así que en estas ocasiones lo mejor es optar por un cambio de planes.


Abandonada ya la idea inicial y con la esperanza de que lo que nos habían indicado en Pola de Somiedo , ( que en Valle de Lago parecía que estaba abriendo) , nos dirigimos por la estrecha y serpenteante carretera que lleva hasta allí, para hacer la Ruta de las Brañas de Sousa.


Abajo va quedando la Pola de Somiedo y el sol parece que tímidamente se va abriendo paso entre la niebla .




Nuestra temida y mala compañera, la niebla , no nos abandona , lo inunda todo




La ruta que parte de Valle de Lago y lleva hasta Braña Sousas, no tiene perdida ya que transcurre en su totalidad por un camino carretero bien marcado, a pesar de ello de nuevo hacemos una larga parada a la espera de que mejore algo el tiempo.


Un buen lugar para tomarse un café en el camping de Valle de Lago, el rincón es tan guapo, que la espera se hace más corta






Estamos a 1.800 msnm, la niebla va y viene, pero no acaba de levantarse ni tiene trazas de ir a hacerlo, la ruta a Brañas Sousas parte por un camino que tras cruzar el río pasa junto a la iglesia, pero ya que estamos en el camping, lo hacemos por un embarrado sendero que sale por la parte de atrás del mismo.





Dejamos Valle de Lago entre la niebla a nuestra izquierda





Para en unos pocos minutos llegar a la iglesia de donde parte el camino que siempre en ligera ascensión nos llevará a Braña Sousas.





La primera parte del camino discurre entre murias de piedra, avellanos castaños y robles.






La niebla forma parte del paisaje asturiano, cuando la niebla todo lo inunda,




el bosque adquiere un aspecto misterioso y mágico.






Cuando la niebla se adentra en el bosque le da otra dimensión







Los sonidos se oyen distintos y el tiempo parece lejano.






La niebla nos impide disfrutar de las amplias panorámicas que se tienen durante toda la ruta sobre los hayedos y montes de Coto y Valle, pero lo imbuye todo de una atmósfera de misterio, de magia




Como sucede en Braña Fuexo , aquí da la impresión de que terminara o empezara todo,




como si no hubiera nada más allá de esa sutil cortina que desdibuja las formas del bosque, de las montañas que nos rodean, pero que no conseguimos ver.




Atrás queda la Braña, el silencio y la niebla lo cubre todo mientras a nuestro paso, las vacas levantan la cabeza con pereza para observarnos.




El bosque que nos rodea parece un laberinto del que no se pueda salir, entre la niebla el viento mueve ligeramente las ramas y nos susurra viejas leyendas, historias de otros tiempos.




Reina la paz y el silencio natural, roto en ocasiones por el rápido y ágil movimiento entre los árboles de los corzos.





Estamos en el Parque Natural de Somiedo, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2000, en los dominios del Oso, el lobo, el urogallo……….




En el camino , es fácil avistar rastros, huellas, de cérvidos que conducen al bosque




Verlos es más complicado, vas caminando y de repente se cruzan ante ti, pasando por el camino de un lado a otro del bosque.







Un bosque agreste y profundo, que cuando por tramos desaparece la niebla , se muestra en toda su belleza y esplendor






Nos estamos acercando ya a Braña Sousas., ahora tenemos mucho más cerca el río, merece la pena, por un momento tomar alguno de los pequeños senderos que desde el camino bajan al río y contemplar de cerca la vegetación que lo rodea.




Justo en la entrada de Braña Sousas, nos encontramos con un pequeño salto de agua, una cascada que asombra por su belleza .






Tras la cascada, sumida entre la niebla que nos acompaña todo el día, Braña Sousas.




Pero antes de adentrarnos entre la veintena de corros que conforman Braña Sousas, no podemos resistirnos a la tentación de vadear el río de uno a otro lado , para acercarnos de nuevo a esa belleza natural que acabamos de dejar atrás.





¿ Quién se resiste a la tentación de disfrutar de la simple contemplación de un paisaje así ?




A sentir el viento en el rostro, el olor de la tierra mojada, de las plantas en floración, de…




Estamos ya en Braña Sousas, en el fondo de un circo glaciar sobre la vertiente oeste de Peña Llana (L.lagüezos).


En Braña Sousas , se conservan una veintena de ancestrales cabañas circulares de piedra, con falsa bóveda y un dintel de la puerta de forma dolmitíca.


Cuando visites una de estas brañas y te sientes al pie de uno de estos ancestrales corros, si cierras los ojos, si escuchas con atención , podrás escuchar viejas historias de hambre y trabajo duro, pero también de amor por el monte y el ganado y de un modo de vida ancestral en medio de la naturaleza.






Braña Sousas , es una braña castreña, de pequeños corros, que se encuentran normalmente agrupados en parejas, estando destinado el primer refugio para el brañeiro y el segundo a las reses de corta edad.

Este tipo de Brañas eran usadas solamente en el período estival , eran utilizadas sólo durante un periodo muy corto de tiempo y a ellas no se desplazaba la totalidad de la familia, sino uno sólo de sus miembros.






Los Corros están construidos en varias hiladas de piedra, que rematan en una falsa cúpula de losas, posteriormente recubierta de tapinos de hierba que mejoran el aislamiento térmico e impermeabilizan la construcción.

El aislamiento se completa con una casi total ausencia de vanos; la puerta de entrada y un minúsculo ventanuco constituyen la única ventilación.






La utilización en exclusiva de materiales disponibles en el entorno para la construcción
de las cabañas y cuadras, hace que estos elementos estén perfectamente integrados en el
paisaje.






Desde aquí las vistas sobre la cabecera del mencionado circo, como la panorámica del Altu'l Muñón (1.863 m) y la profunda depresión formada al pie de ésta son espectaculares, aunque por desgracia hoy es imposible verlas.




Desde la braña de Sousas puede aún continuarse ruta, tomando el sendero que en dirección sur asciende hasta el Colláu del Muñón, en el límite de Asturias y León.

Desde allí , se tienen unas magnificas vistas panorámicas de la Sierra del Rebezu, y de los rebecos que habitualmente viven en ella.

Una vez más la niebla siguió jugando en nuestra contra y nos fue imposible seguir camino adelante, pero si tuvimos oportunidad de avistar los rebecos con los prismáticos.

Con algo menos de niebla, con una última mirada a ese impresionante y maravilloso salto de agua, dejamos Braña Sousas.



A pesar de ser primavera, los ocres otoñales, resaltan entre los saturados y brillantes verdes





Yo no se si cuando aparece la niebla el bosque habla de sus leyendas , pero sí puedo imaginar que si alguna vez nació una leyenda, fué, sin duda, entre las nieblas del bosque.






La niebla intenta ocultar Peña Furada, pero ésta siempre está presente, latiendo, aunque no la veamos, majestuosa, serena, inmutable, eterna.





Un poco más debajo de nuevo la niebla de nuevo lo envuelve todo, solamente queda llegar a Valle de Lago y una cerveza en Pola de Somiedo antes de regresar a casa.


En días que así lo permitan , y para quien quiera hacer un recorrido más largo y duro, a Braña Sousas además de acceder por Valle de Lago , se puede llegar partiendo de la aldea de El Llamardal , por la Braña de Mumiam. y con más dificultad por El Coto, o por el Puerto de Somiedo.

Caminando por Asturias, Caminando por el Paraíso

domingo, 8 de mayo de 2011

Cascada del Río Buanga

Entre los Concejos de Grado, Oviedo y Santo Adriano se localiza la sierra de Guanga ó Buanga como también se le conoce, es una pequeña cadena montañosa que se extiende entre la Collada de las Fileras y el barranco del río Guanga ó Buanga.


El punto de partida de esta ruta esta situado en la entrada del pueblo de San Andrés de Trubia, junto al antiguo lavadero, en la carretera que conduce a la pequeña aldea de Castañéu del Monte.



Comenzamos nuestra ruta dejando atrás el lavadero, caminando unos ciento veinte metros por la carretera que asciende a Castañeu del Monte.


A nuestra derecha nos encontraremos con una casa, en la que es visible un azulejo grabado con el nombre de la misma, “la Guarda”, a la vera de la casa nace un estrechísimo sendero franqueado de murias de piedras a ambos lados y tomado totalmente por la vegetación en sus primeros metros.






La vegetación que cubría el camino desaparece y facilita el ascenso hacia una primera collada, allí nos encontramos con una primera bifurcación en el camino, obviando el camino que desciende a la derecha y continuando nuestra marcha por el sendero que en sentido ascendente, sale a la izquierda de donde nos encontramos.






El sendero en muy poco tiempo nos lleva a una nueva collada, salpicada de pequeñas cabañas, en la bifurcación existente en ella, de nuevo tomaremos el camino empedrado que sale a la izquierda en sentido siempre ascendente.
Transitamos por un maravilloso bosque de inmensos castaños, por tramos la frondosidad es tal que apenas deja pasar un rayo de sol.





El camino en principio esta rodeado a ambos lados de murias de piedra y en tramos empedrado, para luego ir poco a poco convirtiéndose en un estrecho sendero.





Ascendemos ahora por una empinada pendiente donde a tramos desaparece el sendero, para reaparecer un poco más adelante.






El sendero nos deja en una nueva collada, a nuestra derecha tenemos la pared rocosa de la Peña el Castiellu y a nuestra izquierda ya se oye el rumor del río Buanga deslizándose vertiginosamente entre saltos de agua.



La praderia de la collada esta atravesada por un muro de piedras, estamos a muy poca distancia de la Cascada de Buanga, aunque en ocasiones, dependiendo de la época del año en que nos encontremos, la frondosidad del bosque puede impedirnos ver el pequeño sendero que desde aquí y a la izquierda desciende hasta las ruinas de una casa , el molino y la cascada.



Existe otra opción (la que nosotros tomamos), que es continuar la marcha hacia arriba, dejando el visitar la cascada para el regreso.


Por tanto continuamos la ruta ascendiendo por un amplio camino empedrado hasta encontrar una nueva bifurcación, allí un camino a la derecha sigue su rumbo hacia Sama de Grado y otro más pequeño a la izquierda desciende a la ribera del río Buanga.




Una vez en la ribera, comenzamos a descender por un pequeño sendero siempre llevando el río a nuestra derecha, un poco más adelante nos encontramos con una preciosa casería asturiana, enclavada en la ladera del pico Bobia.





A pesar de estar abandonada y semi en ruinas, por los pequeños detalles que se pueden observar en su tradicional corredor de madera , en su ....




situación, tamaño y estructura, portalón de entrada, cuadras, etc. debió de tratarse de una gran casería .




Continuamos marcha por un estrecho sendero, río abajo , hasta llegar a la parte alta de la cascada.


En la época en que nosotros realizamos la ruta, a primeros de otoño, aún se notan los efectos del estío y lamentablemente como pudimos comprobar más adelante, cuando seguimos el sendero para llegar a la collada que antes habíamos dejado atrás y bajar a la cascada, apenas lleva agua.






A escasos metros de la cascada de Güanga ó Buanga, casi totalmente derruido y semioculto entre árboles caídos y la frondosa vegetación que nos rodea , nos encontramos con los restos de un ancestral molino de agua y de una gran casa de piedra.




Nos encontramos en un paraje singular , lleno de belleza y magia, todo un espectáculo sonoro y visual, las cascadas del río, el entono natural, casi salvaje, donde se desarrolla. ....







A partir de aquí, intentar seguir el cauce del río además de ser prácticamente imposible, por su peligrosidad sería una temeridad ...





así que hay que conformarse con acercarse extremando la precaución para ver alguno de los saltos del agua y luego regresar de nuevo al camino.




El río Buanga, se encajona en una profunda entalladura, por donde se desploma hacia su confluencia con el río Trubia, sucediéndose uno tras otro los saltos de agua .





Hora de regresar de nuevo a la collada y hacer un alto en el camino para reponer fuerzas



Desde aquí, se puede tomar un sendero que en ocasiones desaparece entre la exuberante vegetación para reaparecer un poco más adelante y que en muy poco tiempo nos lleva a la cima de la Peña Castiellu.





Sobre esta cima, antaño estuvo situado el Castillo de Buanga , desgraciadamente ya no quedan restos de esta fortaleza del siglo XIV, ya que tanto las losas de la calzada romana por la que transita esta ruta , como las piedras del castillo , fueron utilizadas durante siglos para construir cabañas, casas y murias de separación de prados y caleyas.





Tras disfrutar de las estupendas vistas que se tienen sobre el valle de Trubia desde la cumbre de la Peña del Castiellu, solamente queda ya tomar el mismo camino por el que subimos para regresar a San Andrés.






Las primeras sombras de esta tarde otoñal, comienzan ya a cubrir estos senderos y caleyas, antaño caminos reales que hoy nos han servido para disfrutar un día más de la belleza de nuestra tierra.





Una última mirada atrás :




(Imágenes tomadas en octubre de 2009)


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