Conocer este pequeño espacio de tierra llamado Asturias, es el objetivo con el que nace Semeyas de Asturias.

Escarpadas y abruptas montañas, frondosos bosques, rios, arroyos, cascadas, acantilados, playas y recónditas calas, configuran esta ancestral tierra de belleza indescriptible.

Conociendo, disfrutando, divulgando y colaborando en la medida de nuestras posibilidades, en la protección de sus espacios naturales, su flora y su fauna salvaje, contribuiremos a que generaciones posteriores, disfruten de esta tierra mágica, de este Paraíso Natural, que es Asturias.

Asturias, es en muchos casos el último refugio para muchas especies que caminan hacia la extinción.

Nuestra conducta cuando nos internemos en sus bosques, en la montaña no ha de ir encaminada solo hacia nuestro propio disfrute, sino a colaborar en defender la supervivencia de todos los seres vivos que comparten este espacio con nosotros.

Osos pardos, lobos, zorros, ciervos, rebecos, corzos, gamos, nutrias, etc. etc. , su existencia depende de como nos comportemos.

Solamente si respetamos sus costumbres, su hábitat natural, solamente así, tal vez mañana en la cumbre de una montaña, en un claro de un bosque podamos en compañía de nuestros hijos o de nuestros compañeros de ruta, mientras comemos un bocadillo, observarlos en todo su esplendor y compartir con ellos un momento único y mágico.



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viernes, 26 de diciembre de 2008

Ruta por el bosque de Valgrande

En el concejo de Lena, ocupando las laderas del Negrón, del Fasgal, los Tapinales , el Cuitu Negru y la Cerra, se encuentra el Bosque de Valgrande.
De este bosque , decía el rey D. Alfonso X el Sabio en su Libro de La Montería, al hablar de los montes de tierra de Asturias: "Es muy real monte de oso en verano et es uno de los grandes montes que ha en nuestro Señorío".

Aproximadamente a 1.100 metros del pueblo de Pajares, a la izquierda de la carretera se encuentra el mesón el Ruchu y, poco antes, a la derecha, sale una pisa en sentido descendente.



El día se presenta muy frío pero soleado y tras las últimas nevadas las panorámicas sobre la cordillera nevada son preciosas.



Descendemos ligeramente por la pista, que ya desde su nacimiento en la carretera, está nevada.


Cruzamos una primera valla situada para evitar que se escape el ganado y continuamos por la pista que sigue descendiendo lentamente.



En las zonas de más umbria los charcos estan completamente helados.


El camino, tras atravesar una zona de pastos se adentra en una zona donde dominan predominante los robles.





A nuestras espaldas dejamos la nevada cumbre del pico Cellón.



Más adelante los robles dejaran paso a las hayas, mientras seguimos descendiendo y disfrutando de las bellas panorámicas .


La cordillera, cubierta con su manto nevado y brillando bajo el sol invernal.



La nieve que recubre la pista, que poco se adentra entre las laderas de las cumbres que nos rodean, muestra señales evidentes de la abundante fauna salvaje que habita el bosque, huellas de corzos, zorros …

A nuestra izquierda aparece la cumbre del Cuitu Negro.


Pequeñas majadas cubiertas de nieve, dignas de una postal navideña.


Mojones indicadores del antiguo camino de Santiago.



Poco después de cruzar el arroyo del reguero del Brañilin , frente a nosotros aparece la majestuosa silueta de la Peña L’ Castiellu.


Camino de los escarpes de la Peña L’ Castiellu, que tendremos que bordear por el camino abierto en la roca, atravesamos una zona de umbría total, donde la temperatura desciende varios grados y la nieve está prácticamente congelada .


Nos acercamos al arroyo de las Mestas que baja del Brañilin, donde nos encontramos una segunda valla y sorprendentemente una señal de trafico, que indica una curva a la derecha en dirección al camino labrado en la roca de la Peña L’ Castiellu.



El viejo puente de madera que permitía salvar el cauce de agua, desapareció por la fuerza de alguna crecida o de un argayu.



A pesar de las quejas de Álvaro, dispuesto a salvar el cauce como sea, y en vista de la hora que ya es, decidimos no continuar más adelante y regresar.


Aprovechamos esta fuente al lado de la pista para comer un bocadillo, desde allí , con los prismáticos, observamos que el camino abierto en los escarpes de la Peña, está cortado en varios puntos por derrumbes de nieve y tierra, así que si hubiésemos salvado el arroyo y seguido la ruta, hubiésemos tenido que dar la vuelta de todas formas.

De regreso ya, tiempo para alguna que otra batalla con bolas de nieve.



La ruta se acaba al igual que el día, dejándonos esta bonita imagen para el recuerdo.


En resumen, una bonita y cómoda ruta, para casi cualquier época del año.

martes, 2 de diciembre de 2008

El Bricial , el tercero de los lagos de Covadonga

Subir a Ordiales o a Vega de Ario, esa era la duda que teníamos el día anterior, la duda queda despejada cuando a primera hora del día siguiente, nos despertamos con lluvia y mucha niebla, en esas condiciones imposible, cambio de planes y nos vamos desde Avín donde nos alojábamos, hasta Cangas.
A las once comienza a parar de llover y da paso a un tímido sol que hace que la niebla comience a levantarse, así que nos vamos a recoger las mochilas al coche, ya que esta activado el Plan de acceso a los lagos y solo se puede subir en los autobuses que lo tienen permitido.
Entre que si esperas a que salga el autobús, las paradas que hace etc.., cuando te pones la mochila en Buferrera son ya las doce y pico.
Aquí arriba luce el sol, pero da la sensación de que no va a aguantar mucho , la climatología en Picos de Europa cambia radicalmente, en días como el de hoy , es corriente que aparezca la niebla y contando la hora que es, no es plan de arriesgarse a perderse o tener un percance.
Mientras decidíamos que hacer, recordamos la anécdota de la ultima vez que estuvimos en Vega de Ario: Un precioso día de verano, soleado, sin una nube , pero mientras comíamos tranquilamente, disfrutando de las maravillosas vistas del macizo central, el tiempo dio un cambio total, la niebla comenzó a cubrirlo todo y la temperatura a bajar muy rápidamente.
Bajábamos de Vega de Ario, abrigados y a paso rápido, dejando atrás un mar de niebla, cuando nos encontramos con una pareja de lo más singular:
Ella, lucía un modelito compuesto por : la parte superior de un bikini, una minifalda, alpargatas de tela y un salakov, el típico sombrero que solían utilizar los exploradores británicos a finales del siglo XIX y una bolsa de la compra con una botella de agua .
Él, camiseta, bañador, zapatillas de deporte, y una bolsa de bandolera cortesía de una línea aérea.
Tras los saludods de rigor cuando nos cruzamos, nos preguntaron si faltaba mucho para llegar a Vegarredonda, en principio creíamos que estaban confundiendo los nombres, Vegarredonda por Vega de Ario, pero no, en realidad lo que habían confundido era la ruta, ya que pretendían subir hasta el Mirador de Ordiales.
Si la escena era ya surrealista, lo que pasó después lo supera con creces; tras explicarles que estaban totalmente desorientados, de la mala climatología que había un poco más arriba y que con la ropa que llevaban, lo mejor que podían hacer era dar la vuelta hacia los lagos, nos miraron con cara de superioridad y tras “adoctrinarnos” sobre su capacidad y su amplia experiencia en la sierra madrileña, hicieron caso omiso del consejo y siguieron por el sendero hacia arriba.

Ese mismo día, el GREIM tuvo que rescatar a una pareja de montañeros perdidos en esa misma zona. ¿ Serian ellos?

Tras las risas recordando la anécdota, optamos por hacer una pequeña ruta, que nos llevaria desde el lago Ercina al Enol , pasando por el llamado tercer lago de Covadonga, el lago o laguna de la Bricial.

El Bricial , recoge el agua de lluvias y deshielos, aparece y desaparece durante meses e incluso años, temiéndose en ocasiones que no vuelva a aparecer.

Comenzamos la ruta en Vega la Tieste, bordeando el Lago Ercina, por su margen occidental por un marcado sendero o por el oriental recorriendo los prados que rodean el lago.



Optando por esta última opción, en breve, vemos como a nuestra izquierda sale un sendero que parte hacia Vega de Ario, y a nuestra derecha al otro lado del lago , bajo el pico Mosquital una cabaña y tras ella una cueva.

Tras rodear el lago, tomamos un sendero marcado y señalizado, que asciende junto a la falda del pico Mosquital, una pequeña subida que en breve nos lleva a la majada de las Reblagas.

Nunca esta de más consultar el mapa, pero menudo día tenia nuestro pequeño guia, entre esperar que miro el mapa, ahora la brújula …

Continuamos el camino por un sendero que sale hacia la derecha y en pocos minutos, sin mayor esfuerzo, tenemos ya a la vista la majada del Bricial y la laguna.


Según relatan los ancianos del lugar, antiguamente esta vega era un lago , el tercero de los lagos de Covadonga.
Hoy en día, solo tras fuertes tormentas o en épocas de deshielo cuando el Bricial es alimentado por una espectacular cascada, llamada la Meana , tiene agua.


Dejamos atrás la laguna del Bricial, en suave descenso y con precaución, por lo resbaladizo de las rocas, ya que están húmedas de la lluvia de las primeras horas de la mañana, nos encaminamos siguiendo las marcas blancas y amarillas, hacia el bosque que cubre el monte Palomberu.

Cruzamos el bosque de Palomberu, entre hayas y rocas cubiertas de musgo y líquenes, aprovechando un claro al final del bosque para hacer una parada y comer algo.


Tras la corta parada, seguimos la marcha y en unos minutos salimos a la Vega de Enol.
El camino se nos hizo muy corto, nos apetece alargar un poco más la ruta y a pesar de que en esa dirección el cielo comienza a teñirse de un amenazador gris negruzco, decidimos ir hasta el Mirador del Rey.


Algunas nubes bajas comienzan a cubrir los picos, mientras a nuestro frente la negrura cada vez es mayor .


Continuamos por la amplia pista, dejamos atrás la bifurcación que lleva a Pandecarmen, desde donde hoy, nosotros teníamos que haber partido hacia el Mirador de Ordiales. ¡Otra vez será!


Llegamos al Mirador del Rey, a sus pies el frondoso el Bosque de Pome, y justo enfrente :

La tormenta que se avecina es de las “buenas”, el viento ha cambiado y la temperatura comienza a descender , es hora de tomar un par más de fotografias y dar la vuelta rápidamente.


La niebla se suma a la “fiesta” y comienza a correr a ambos costados de la pista mientras regresamos.

Por tramos aparece, desaparece, viene y va, aquí no hay problema, pero quien este bajando de Vegarredonda , Vega de Ario etc, si no se da prisa, se puede ver en alguna dificultad, está claro que en muy poco tiempo todo va a estar cubierto.

En la Ermita del Buen Pastor en la Vega del lago Enol , una parada para disfrutar del paisaje que nos rodea.
El día comienza a cerrarse completamente, si por el sur viene la tormenta, por el norte el cielo se ha cubierto completamente y la niebla ya impide que tras el lago Enol se vea el cerro Sohornín.

Con niebla o sin ella, con sol o sin sol , sea como sea , el paisaje es un fiel reflejo de la belleza de esta tierra.
Aún quedaba algo de visibilidad cuando estábamos acabando de bordear el lago Enol.
La última imagen del día, tomada unos ocho minutos después, ya ofrecía este aspecto .

No hubo tiempo para más El Nuberu, personaje mitológico astur, que controla el tiempo a su voluntad y se divierte provocando tormentas y no duda en utilizar los rayos como armas si es ofendido o atacado, debía de estar muy enfadado, ya que dejo caer sobre quienes allí estábamos un mar de rayos, truenos, niebla y granizo.
Ruta sencilla, cómoda, se puede realizar fácilmente en menos de dos horas y media y permite al visitante, alejarse de la masificación habitual alrededor de los Lagos Enol y Ercina.
16/08/2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ruta Cascada Seimeira, Busqueimado, Ventonso...

Ruta de la cascada de Seimeira (Pumares - Ancadeira - Cascada Seimeira - Busqueimado - Ventoso - Ancadeira - Pumares )

La ruta se inicia en el pueblo de Pumares, en el concejo de Santaya (Santa Eulalia de Oscos).

El concejo de Santaya, aúna ancestrales tradiciones y una rica etnografía con un paisaje de ensueño, bosques autóctonos con centenarios castaños, robles.., arroyos, ríos, y cascadas.
Limita al norte con Villanueva y Taramundi; al sur, con Grandas de Salime; al este, con Villanueva y San Martín de Oscos ; y al oeste, con la provincia de Lugo.

Accedemos a nuestro punto de partida desde Vegadeo, por la AS-11, en el Alto de la Garganta, tomamos la a AS-27 hasta Santa Eulalia de Oscos, desde donde la SE-2 nos conduce al área recreativa situada a la entrada de Pumares, donde existe un buen aparcamiento para dejar nuestro vehículo.


En la web del Servicio de Información Turística del Principado de Asturias, califica esta ruta de : lineal, dificultad baja y un tiempo aproximado de duración, de unas cuatro horas, para los 11, 4 km del siguiente recorrido : Santa Eulalia de Oscos - Ancadeira – Ventoso - Busqueimado – Pumares.
Sin embargo, ni el itinerario a seguir es correcto, (por Ventoso se pasa al regreso y no en la ida ),ni tan siquiera coincide con la descripción que ponen con posterioridad, lo importante es señalar que :
El tramo Busqueimado – Ventoso – Ancadeira, debido a los argayos, la desidia , la falta de mantenimiento y cuidados , es totalmente impracticable y entraña cuando menos, el riesgo de pérdidas, extravíos u otras consecuencias aún peores.
Más adelante, en el transcurso de la descripción de la ruta, volveremos sobre ésto con más detalle.
Salimos de Pumares por un camino bien marcado, llevando siempre por el lado izquierdo al río Agüeria.


A pesar de las predicciones metereológicas, el día está soleado y la temperatura perfecta para caminar.

La umbría es casi total en esta parte del recorrido, la senda está flanqueada por paredes de pizarra recubiertas de abundante musgo.



Un pequeño puente de madera, nos ayudará en breve a salvar un arroyo que atraviesa el camino.



Tras cruzar el puente de madera, el sendero asciende hacia la aldea de Ancadeira, siempre acompañados a nuestra izquierda por el rumor del río y la exuberante vegetación de brillantes e intensos verdes.



Según nos vamos acercando a la remota aldea de Ancadeira, iremos encontrando ruinas de numerosas construcciones.


Estas casas, en este lugar remoto y aislado, estuvieron habitadas hasta la década de los 70 del siglo pasado.


Salimos de la mágica y abandonada aldea y nos encaminamos al Valle del Desterrado.

"Cuenta la leyenda que hace muchos años habitaba en Santalla un señor para el que trabajaba un obediente criado.... "

(hacer clic sobre la imágen para ampliar y leer la leyenda completa)

Rodeados de centenarios castaños y robles, continuamos nuestro camino en suave ascensión,



sin dificultad alguna llegamos a una bifurcación : siguiendo de frente la cascada a 300 m; si nos desvíamos a la izquierda, el pueblo de Busqueimado 1,5Kms.

Continuamos de frente, el valle se va estrechando y cerrando, hasta que nos encontramos frente a frente , con la bella y majestuosa cascada.




El agua deslizándose vertiginosamente, rodeada de verdes brillantes, intensos …


Es difícil encontrar un lugar mejor para dejar pasar el tiempo, sin hacer otra cosa que contemplar el paisaje que te rodea.


Continuamos la ruta volviendo por nuestros pasos, hasta la bifurcación que habíamos dejado trescientos metros atrás cuando ascendíamos. Allí, tras cruzar un pequeño puente, tomamos el sendero que sale hacia la derecha en sentido ascendente.


El serpeante sendero, salva en un kilómetro y medio los 110 metros de desnivel que hay entre la Seimeira y Busqueimado.


Acabando la subida, el sendero da lugar a un marcado camino, que entre grandes paredes de piedra, nos introduce en Busqueimado.
En Busqueimado, al abrigo de dos centenarios texos, se encuentra la ermita de San Pedro.


Tras comer, comenzamos el regreso, y nuestra pequeña aventura del día.
Entre las dos alternativas posibles, desandar el camino hasta Pumares o bien continuar la ruta hasta Ventoso y de allí bajar hasta Ancadeira, optamos por esta última.
Siguiendo al pie de la letra, la descripción de la ruta facilitada por Infoasturias, comenzamos a descender , dejando atrás el desvío que salía hacia la izquierda, (por donde antes habíamos subido).

A los cinco minutos aproximadamente, nos encontramos, con un camino que salía a la derecha y que no tomamos, ya que una casi borrada por el tiempo cruz blanca y amarilla, indicaba que no era el camino correcto.
El camino rápidamente pasó a ser un sendero poco marcado y un poco más adelante, “sospechosamente” nos encontramos con un truébano, señal de que el sendero no es muy transitado.
Los truébanos , son las antiguas colmenas de abejas, fabricadas con troncos de árboles, su interior hueco y una losa de piedra como tapa, para evitar que entrara el agua de la lluvia .


El sendero, comienza a perderse, a aparecer y desaparecer, una y otra vez entre la maleza, seguimos desciendo cada vez con más dificultad.


En vez de señalización alguna de la ruta, lo que encontramos son más truébanos.


El sendero desaparece completamente, y entre la maleza conseguimos llegar al arroyo y cruzarlo.
Al otro lado del río, el camino parece no encontrarse en muy mal estado y a pesar de no ver ninguna señal decidimos continuar por él y no desandar el camino hecho, algo de lo que luego tuvimos que arrepentirnos.
Más adelante, tras una curva, nos encontramos que el camino desaparece tras un argayo, justo en ese punto , del lado derecho nace una valla de alambre de espino de reciente construcción.
Salvado el derrumbe, nos encontramos que el camino prácticamente ha desparecido.
Por el sendero que aún queda seguimos durante unos minutos, hasta que ante la sospecha, de si vamos o no por el camino correcto, volvemos sobre nuestros pasos hasta el argayo, allí comprobamos que si estamos en "buen camino", una señal blanca y amarilla que antes no habiamos visto nos lo confirma.
Así pues, rehacemos lo desandando, entre maleza y arbustos, cada de vez con más dificultad, hasta que es imposible dar un paso más.
El dilema que se plantea en ese momento es: rehacer todo lo andado, bajando hasta el río, subiendo a Busqueimado, bajando hacia la Cascada,etc., o bien intentar atravesar bosque arriba y alcanzar la cima que se sitúa por encima de nosotros y donde sabemos que al menos hay una granja ya que la vimos desde Busqueimado.
Tentados estamos de rehacer el camino, pero lo descartamos ante la posibilidad de no tener suficientes horas de luz para hacerlo.
Mientras ascendemos, en la lejanía del bosque oímos voces y gritos de gente intentando encontrar el camino, preguntándose unos a otros si saben si van bien o no .
Tras unos minutos ascendiendo nos encontramos el vallado de alambre de espino que comenzaba en el argayo y que no sin dificultad conseguimos pasar.

Por un pequeño sendero que va pegado a la valla, seguimos ascendiendo, pero rápidamente se acaba y da paso a un “mar” de helechos.

Cerca ya tenemos la granja, pero los mastines nos disuaden de acercarnos , tenemos que desviarnos bastante a la izquierda y superar como podemos otro par de vallas, que para darle si fuera necesario, más aliciente a la situación, tienen “pastor eléctrico”.
Desde donde nos encontramos, si volvemos la vista atrás, se ve la estrechura donde está enclavada la cascada Seimeira, entre el arbolado un corripio para proteger los truébanos , etc. y a
nuestra izquierda queda la granja, a la que entre mastines y vallas electrificadas parece imposible llegar.
En esa situación estábamos, cuando nos encontramos con Mónica, la propietaria de la explotación agrícola, una joven amable y atenta , con quien mantuvimos una larga e interesante conversación.
Nos relató, como en su día había informado al Alcalde, del penoso estado en que estaba el camino, del derrumbe de tierra…, como sus quejas y avisos no fueron atendidos, de las molestias que todo ello le ocasionaba, viéndose obligada a vallar su propiedad, para evitar que el tránsito por sus fincas de personas “extraviadas”, en ocasiones hasta grupos , espantara su ganado y tener que ir a buscarlo al otro extremo del valle, un día si y otro también.
A pesar de todo ello, nos lo contaba con una sonrisa en la cara, sin un mal gesto.
Dejando a un lado su trabajo, nos informó y acompañó, hasta el comienzo de la pista ganadera que nos llevaría hasta Ventoso , para luego continuar por la carretera hasta Pumares, ya que el antiguo camino que iba desde Ventoso a Ancadeira , estaba tan perdido o más, como el que nos había traido hasta aquí.
Tras despedirnos, comenzamos esta última parte de la ruta con una sensación agridulce, por un lado, la cordial, atenta y amable acogida de Mónica, por otro el lógico enfado por saber que el estado del camino entre Busqueimado y Ventoso era algo que se conocía desde hacia mucho tiempo y por tener que añadir casi ocho kilómetros de pista y carretera, en vez de bosque, a nuestra ruta.

“ 5.5 km de Paraíso Natural entre Ventoso y Pumares por la carretera SE-2”

La tarde está terminado cuando llegamos a Pumares, una última imagen y aunque lo parezca, esto no es el final de una ruta, simplemente el comienzo de una nueva.



Es incomprensible que la ruta esté en ese estado y en el área recreativa de Pumares un cartel “indicativo” anime con su descripción a realizarla, o que se publicite en el servicio de información turística del Principado y encima como de nivel bajo, apto para cualquier persona, adulto o niño.
No sabemos si la responsabilidad del mantenimiento, cuidado y señalización de esta ruta corresponde al Principado de Asturias o al Ayuntamiento de Santa Eulalia de Oscos, pero a quien le corresponda, sea a uno u otro, o a los dos, deberían de solucionarlo lo antes posible, primero por la seguridad de quienes realicen la ruta y segundo por la imagen que dan con este tipo de cosas.
07/09/2008



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