Conocer este pequeño espacio de tierra llamado Asturias, es el objetivo con el que nace Semeyas de Asturias.

Escarpadas y abruptas montañas, frondosos bosques, rios, arroyos, cascadas, acantilados, playas y recónditas calas, configuran esta ancestral tierra de belleza indescriptible.

Conociendo, disfrutando, divulgando y colaborando en la medida de nuestras posibilidades, en la protección de sus espacios naturales, su flora y su fauna salvaje, contribuiremos a que generaciones posteriores, disfruten de esta tierra mágica, de este Paraíso Natural, que es Asturias.

Asturias, es en muchos casos el último refugio para muchas especies que caminan hacia la extinción.

Nuestra conducta cuando nos internemos en sus bosques, en la montaña no ha de ir encaminada solo hacia nuestro propio disfrute, sino a colaborar en defender la supervivencia de todos los seres vivos que comparten este espacio con nosotros.

Osos pardos, lobos, zorros, ciervos, rebecos, corzos, gamos, nutrias, etc. etc. , su existencia depende de como nos comportemos.

Solamente si respetamos sus costumbres, su hábitat natural, solamente así, tal vez mañana en la cumbre de una montaña, en un claro de un bosque podamos en compañía de nuestros hijos o de nuestros compañeros de ruta, mientras comemos un bocadillo, observarlos en todo su esplendor y compartir con ellos un momento único y mágico.



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sábado, 15 de agosto de 2009

Cascadas de Oneta

Las Cascadas de Oneta , declaradas Monumento Natural por el Principado de Asturias (Decreto 45/2002), son tres bellos y espectaculares saltos de agua.

Se encuentran localizadas en el occidente de Asturias, en el Concejo de Villayòn, en el curso del río Oneta, muy cercanas a la aldea de la que, el río y las cascadas reciben su nombre.

El Concejo de Villayòn, junto a otros ocho concejos, forma parte del llamado Parque Histórico del Navia. Atravesado por varios ríos, el bello paisaje del concejo se caracteriza por el verde intenso de sus prados y la pureza de sus aguas.

Para acceder a la aldea de Oneta, debemos de tomar la carretera local AS-36, que une la capital municipal con la villa de Luarca.




Salimos de Oneta entre casas y horreos por las caleyas de la aldea, para luego coger la pista ancha y llana que entre prados nos llevará hasta las cascadas.




Rápidamente se queda atrás la aldea y el camino se acerca cada vez más al río que llevamos a nuestra izquierda.



Desde la pista, se ven lo que parecen ser los restos de un antiguo molino , nos acercamos con cuidado ya que a escasos metros, se encuentra la cabecera de la primera de las cascadas , la denominada La Firbia y desde la cabecera a la base hay una caída de unos veinte metros de desnivel.




De nuevo en la pista, continuamos nuestra marcha, ahora en descenso, a la sombra de los castaños, robles, fresnos, acebos, etc..., que nos protegen del fuerte sol del mediodía.



Tras dejar atrás, a nuestra derecha, una cabaña , el camino se convierte en un estrecho sendero que gira a la izquierda.




La pendiente ahora es más pronunciada y el sendero nos deja en unos minutos en la base de la Firbia, la primera de las cascadas.




El agua se precipita desde veinte metros de altura , rompe con gran estruendo contra las rocas situadas en la base de la cascada, las paredes se encuentran recubiertas de musgos y helechos , naturaleza salvaje en estado puro, un rincón de una belleza singular y mágica.

A partir de aquí el camino deja de estar señalizado y surgen las dudas sobre el itinerario a seguir y las posibilidades de realizarlo al completo :

En la Web del SIAPA (Sistema de Información Ambiental del Principado de Asturias), dan por finalizada la ruta aquí mismo y se limitan a señalar que :

“El itinerario señalizado finaliza en la cascada de la Firbia. Sin embargo, por debajo de ésta y
casi inaccesibles, existen otras dos de menor entidad, la segunda por su menor verticalidad, y
la tercera, la de la Maseirúa, por su menor longitud.”

En la Web del Ayuntamiento de Villayón , en ningún momento nos dicen si son accesibles o no , simplemente indican que :

“Al lado, el río discurre entre rocas y numerosos pozos como el de "El Diablu", de gran profundidad y peligrosos remolinos. De pronto, la corriente se precipita verticalmente por una altura en torno a los quince metros, formando una cascada de espectacular belleza, es decir, la segunda de las cascadas (La Ulloa), caracterizada por su menor verticalidad, y la última (La Maseirua), caracterizada por su menor longitud pero no menos belleza”

En cambio el libro 156 Rutas de montaña y senderismo, que recientemente habíamos adquirido, indica que :

"Con el río a nuestra derecha, atravesamos una finca y, casi al final tomamos un ancho sendero que desciende entre avellanos, alisos y fresnos, así como gran cantidad de helechos, hasta otra pradería. Bajaremos por ella en fuerte pendiente hasta la segunda de las cascadas."

Siguiendo las indicaciones del libro, cruzamos al otro lado del río para continuar nuestra marcha llevándolo a la derecha.

Comenzamos el descenso en busca de la Ulloa, o como también la llaman por aquí , la “Firbia de mas abaxo”, no existe sendero alguno, la maleza y la vegetación lo cubre todo y dificulta la marcha.



Intentamos seguir el camino más lógico, alejándonos lo menos posible del cauce del río, aunque en algunos tramos , el margen derecho esta tan cubierto de maleza que lo perdemos de vista y tenemos que contentarnos con oírlo deslizarse aguas abajo.

Entre los claros, se vislumbran numerosas pozas y pequeños saltos de agua, tal vez alguno de ellos es el llamado Pozu del Diablo, pero es imposible saber si lo es o no, tanto por que no hay indicación alguna , como por el hecho de que según las descripciones que leas, unas lo sitúan antes de la primera cascada y otras después.

El terreno es cada vez más inhóspito, poco a poco nos vamos dando cuenta de que no llevamos el camino correcto, o bien la descripción del libro está equivocada.
Unos metros más allá, a nuestro frente una inmensa cortada en vertical , nos impide seguir más adelante, a la derecha entre los árboles se vislumbra el río y bañada por el sol una poza .



El paraje es único, maravilloso, mágico, da la impresión de que por alli no pasó nadie hace siglos.

Unos metros más abajo, el agua mansa y tranquila de la poza, se desliza con fuerza y cae en vertical , dando lugar a la "Firbia de más abaxo", hemos llegado a la segunda cascada, pero no a la base como ponía el libro

¡Estamos justo encima , en la cabecera de la cascada de Ulloa!



Desde aquí arriba, intentar asomarse para ver la cascada es bastante peligroso, la caída es mortal de necesidad, así todo conseguimos ver parte del salto del agua y en la base, gente contemplado la majestuosa cascada.

Lógicamente entendemos que la descripción del libro, bien por error en imprenta o del autor está mal , así que rehacemos el camino andado regresando de nuevo a la Firbia.



De nuevo comenzamos a bajar siguiendo el cauce del río Oneta, pero esta vez llevándolo siempre a nuestra izquierda.

Unos metros más abajo nos encontramos con el llamado Molin de Abaxo,



Es un molino de rodezno y cubo , este tipo de molino de transmisión directa , eliminaba los complicados órganos de transmisión de los ingenios de rueda vertical , reduciendo así su mantenimiento , ahorro de energía y aprovechamiento del agua.


El pequeño sendero por el que caminamos, durante un tramo, marcha encajonado entre muros de piedra recubiertos de musgos y helechos.



Para luego girar a la izquierda y descender bruscamente hasta la base de la cascada.



Si el camino desde Oneta hasta la Firbia no tenía ninguna dificultad técnica, tanto que, incluso llegamos a ver gente que calzaba veraniegas chanclas de playa, (algo que por muy fácil que sea el camino, no entendemos, pues un mal paso lo da cualquiera), esta bajada hasta la Ulloa, sin llegar a presentar mayor dificultad, por seguridad, ya que la pendiente es bastante acusada, no debe de hacerse sin un calzado apropiado.

Desde aquí , la Ulloa se muestra majestuosamente bella, rodeada de una vegetación exuberante y aunque su salto de agua es menor que el de la Firbia, es más íntima y acogedora, tiene un “aire especial” que te atrae y te hechiza .
Dejamos la Ulloa para ir en busca de la Maseirúa, algo que nos tememos va a ser complicado.

Tras subir la empinada cuesta que habíamos bajado minutos antes, reemprendemos nuestra marcha por un sendero bien marcado, a cubierto del sol y con el rumor del río a nuestra izquierda.




El sendero cada vez se va estrechando más, por momentos desaparece entre la abrupta y salvaje vegetación que nos rodea, para aparecer de nuevo , cada vez más difuso, unos metros más adelante.

Nos cruzamos con varios montañeros que vienen ya de regreso, han seguido el sendero, cruzado de un margen al otro del río en varias ocasiones, pero no han sido capaces de localizar la cascada.

Tras darnos referencias de los tiempos que les llevó , de los sitios por donde fueron pasando y desearnos mejor suerte a nosotros, nos despedimos y continuamos la marcha.




Hacía tiempo que el sendero había desparecido entre la maleza, que seguíamos el curso del río como bien podíamos, cuando fue imposible dar un paso más adelante.

Tal como nos dijeron, cruzamos de una a otra margen del río en varias ocasiones, atravesamos un singular y pequeño bosque de pinos, seguimos adelante, bastante más allá de donde ellos habían llegado , pero todo el esfuerzo fue infructuoso, ya que no conseguimos nuestro objetivo.




Ante la posibilidad, de que en la ida nos hubiéramos dejado atrás la cascada, regresamos despacio, escuchando el sonido del río , buscando una señal , una pista que nos pudiera llevar hasta ella.




A pesar de todo , la ruta es preciosa, el verde intenso de la vegetación, el estruendo del río al desplomarse verticalmente en las cascadas , el tímido rumor de sus aguas puras y cristalinas al deslizarse suavemente en las pozas, dan a este rincón una gran belleza .


La Ulloa, nos recibe de nuevo con su mejor cara, solitaria y tranquila , nos ofrece su compañía mientras comemos y su belleza, su grandiosidad, nos hechiza de nuevo.



Desde la base se aprecia el tronco que cruza su cabecera, donde estuvimos a primera hora, como para despistarse allí arriba y caerse.

Ya de camino hacía la aldea de Oneta , una última mirada a la Firbia.



Terminamos aquí la ruta con una sensación agridulce :

De un lado de la balanza tenemos , la belleza, el encanto y la magia de estos parajes

Del otro hecho la inexactitud y falta de rigor de la información publicada, tanto por organismos oficiales que son quienes más interesados deberían estar en fomentar y facilitar el disfrute de estos parajes, como quienes publican un libro y tienen esos errores tras seis ediciones del mismo.

Ya en casa, con calma , hemos intentado localizar tanto en libros como en Internet, una fotografía , aunque solo fuera una, de la Maseirúa, pero ha sido imposible, ni en la Web. del Principado de Asturias, ni en la del Ayuntamiento de Villayon, ni en las muchas otras web que hablan de la ruta hay una imagen de esa cascada.

Si alguien ha llegado a la cascada y tiene la fotografía, le agradeceríamos nos la enviara o nos indicara donde se puede ver .


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Realizamos esta ruta el 15 de Agosto, el día 15 de Octubre la publicábamos en este blog y hoy 23 de Octubre de 2009, gracias a la cortesía y amabilidad de A.Clavel , podemos añadir y disfrutar de la imagen de :

La cascada Maseirúa



"Caminando por Asturias, Caminando por el Paraíso "

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