Del Lago Ercina a Vega de Ario
La ruta que nos llevará desde el lago Ercina, ( 1.108 metros de altitud), al refugio de Vega de Ario, no tiene ninguna dificultad técnica aunque en algunos tramos, la pendiente es bastante elevada, alcanza su punto más alto en el Jito de Ario (1.660 metros de altitud), para luego descender hasta los 1.610 metros de altitud en el refugio del Marqués de Villaviciosa, ya en la Vega de Ario.
Tras pasar el Real Sitio de Covadonga, subimos por la sinuosa y bella carretera que nos lleva hasta los lagos de Covadonga.
Desde el Campo la Tiese, comenzamos nuestra andadura, dejando a nuestra derecha el lago Ercina.
Pasamos entre las cabañas que forman la vega del Ercina, y enseguida comenzamos a ascender por la senda que bordea la Riega del Brazu.
El sendero se empina un poco más y asciende encajonado en la llamada Canal de la Cuenye.
Una mirada atrás desde Vega la Paré, ya salvada la subida de la canal de la Cuenye.
La niebla matinal aún se está levantado en alguna de las cumbres más bajas.
En cambio, tanto las altas cumbres, como el camino que seguimos ,está completamente despejado.
Nos acercamos al bosque del Jaedu del Oso, ya en las en las inmediaciones de la Majada de Las Bobias.
El sendero en ligero descenso, nos lleva directamente a la majada de las Bobias.
Atravesamos la majada de las Bobias, con sus pequeñas cabañas de piedras, mientras en los prados cercanos vacas , cabras y ovejas pastan tranquilamente.
Nosotros, como otros muchos, pasamos por este remanso de paz y tranquilidad, disfrutando del soleado día, de la belleza del paisaje que nos rodea, en cambio, tras un saludo, los pastores tienen que continuar con sus labores cotidianas, para ellos no hay domingos, festivos ...
Al salir de la majada el camino se bifurca: un sendero baja por un canal a la izquierda hacia la majada de La Redondiella, el otro, que es el que tenemos que seguir, se encamina a media ladera hacia un pequeño grupo de fallas.
En el fondo del valle se ve la majada de Redondiella, donde hubieramos llegado siguiendo el sendero que bajaba a la izquierda.
Una vez cruzado el riachuelo, nos enfrentamos a la Cuesta de las Reblagas, que tras subirla, zigzagueando, nos dejará en las Campizas.
Según vamos ganando altura el roquedal va ganando terrero a los pastizales.
El camino se allana en Las Campizas, pero el sol a estas horas no da un respiro y la temperatura va ascendiendo constantemente.
En las Abedulas, el sendero asciende encajonado entre las dos lomas.
Sin prisa pero sin pausa, nos vamos acercando a la Vega de Ario, al fondo ya se pueder ver la cumbre del Jultayu, pero aún nos queda un pequeño esfuerzo más para ascender al Collado del Jito.
A nuestro frente , de golpe, sin avisar , una impresionante vista del Macizo Central de los Picos de Europa, también llamado de los Urrieles.
Un poco más adelante del Colláu del Jitu, hacia la izquierda, nos encontramos con una zona llana, en ella está situada una mesa de orientación en la que se señalan, los nombres de las innumerables, cumbres, picos, torres y canales que un día despejado como el de hoy se pueden contemplar.
De izquierda a derecha, sobresalen las cimas del Neverón del Uriellu, Pico Dobresengos, Agujas de los Cabrones, Pico Cabrones, Torrecerredo, Torre Bermeja, etc.
Con unas vistas así, quien puede evitar pararse a tomarse “un respiro”, o dos, o tres o …..
Desde la mesa de orientación podemos continuar nuestro camino en varias direcciones, como señalábamos antes directamente hacia el Jultayu, o bien seguir el camino marcado con pintura amarilla, que lleva por la Vega Vieya hasta Las Arredondas, donde está el Refugio ó seguir de frente hacia el Este hasta La Vega de Ario.
Para continuar en dirección hacia las Arredondas o a Vega de Ario, hay que cruzar un gran nevero, que a pesar de darle el sol durante muchas horas al día y estar ya en el verano en algunas partes tiene más de metro y medio de profundidad.
Rápidamente ya tenemos a la vista, en el fondo de la vega, el refugio del Marqués de Villaviciosa , llamado así en recuerdo de D. Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós.
Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós, fue un hombre polifacético ( político, escritor, diputado, senador, periodista, abogado, etc.), pero sobre todo fue un amante de la naturaleza y un enamorado de los Picos de Europa.
El 5 de agosto de 1904 junto a Gregorio Pérez «El Cainejo», consiguió hacer cumbre en la cima del Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes , convirtiéndose así en los dos primeros escaladores que lo conseguían.
Gracias a su labor política , el 22 de julio de 1918, el que hoy conocemos como Parque Nacional de los Picos de Europa, tuvo el honor de ser el primero en ser declarado Parque nacional de España, recibiendo el nombre de Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.
“Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas,…”; escribió para el prologo de un libro sobre los Picos de Europa y sus deseos se vieron cumplidos , y allí en el Mirador de Ordiales, no muy lejos de aquí, desde 1948 descansan sus restos mortales.
Camino de las Arredondas por Vega Vieya, con las Peñas Santas como telón de fondo.
A la entrada del refugio, punto de partida o de descanso de tantos y tantos montañeros.
Reponiendo “carburante” en la fuente de las Arredondas
Tras la visita al refugio y llenar las cantimploras con el agua fria y cristalina que mana de la fuente de las Arredondas, nos acercamos a los derrumbes que caen hacia el rió Cares.
Justo al lado izquierdo de estas cabañas construidas al abrigo de las rocas y de las que hoy apenas se conservan los muros, el sendero se bifurca, hacia la izquierda a la canal de Trea, que baja hasta la ruta del Cares, en las cercanías de Caín, y de frente sigue hacia el Jultayu.
La vista desde el borde es impresionante , de cortar el hipo, pero peligrosa, un paso en falso y …..
De regreso a la vega , paramos cerca de las cabañas , es un buen lugar para parar a reponer fuerzas, corre una ligera brisa que se agradece, ya que la temperatura es elevada.
Enseguida cuatro pequeñas “xatinas”, sin parar de jugar entre ellas, se acercan a observarnos con mirada curiosa y hacernos compañía.
Volvemos por nuestros pasos, ahora camino del Jito de Ario, atravesando de nuevo el nevero que tuvimos que cruzar antes.
¿Si sacamos la fotografía del contexto, quién diría que esta tomada a tan solo 1.600 metros de altitud y a finales del mes de Junio?
Antes de dejar atrás la mesa de orientación un último repaso a las distintas cumbres.
Los Urrieles lucen , brillan bajo la luz de la tarde.
Dejamos ya Vega de Ario, un lugar que enamora y hechiza de por vida, sin excepción grandes montañeros, senderistas, amantes de la naturaleza, etc... se van con la sensación de tener que regresar algún día.
La luz de la tarde nos regala una bonita imagen del camino de regreso.
El descenso es largo y hay que tomarlo con calma, ya son unas cuantas horas de caminata y además hay que aprovechar para disfrutar del paisaje.
La temperatura sigue siendo muy alta, todo el descenso se hace con el sol de cara, la sensación térmica es muy elevada, hay zonas en las que no corre una gota de aire, y hay que aprovechar una pequeña sombra ya muy cerca de las Bobias para hacer una parada .
Un par de cientos de metros más y ................
Y para finalizar una última imagen del día, Torre Santa María de Enol.
¿ Hay algo mejor qué tomarse una cerveza tras un día como el de hoy mientras disfrutas de esta vista ?
Caminando por Asturias, Caminando por el Paraíso