Ruta del Hayedo de Montegrande , la Firbienza, Cascada de Xiblos
En contra de todas las previsiones metereológicas, habidas y por haber, el día amanece horrible , con el cielo completamente encapotado, amenazando lluvia y bastante frío.
Nos dirigimos hacia Teverga, con la esperanza puesta en que allí, el tiempo cumpla con los pronósticos de cielos despejados y sol radiante.
Ya en la autopista A66, nos encontramos con una niebla más que densa, es algo habitual en ese lugar, pero empieza a ser preocupante cuando al coger la desviación, La Espina-Grado, en vez de desaparecer cada vez aumenta más; Trubia ni se ve, se intuye ; cerca de Villanueva ya en el concejo de Santo Adriano, parece que disminuye , pero solo es algo pasajero, seguimos carretera en dirección a Teverga, cuando llegamos a San Martin, capital del concejo, la cosa ya no puede ir a peor, así que decidimos hacer una parada y ver si al final abre o no.
De momento nada de montañas, por lo menos de las que traíamos en mente.
En San Martín , se celebran las Jornadas Gastronómicas del Otoño y un mercado tradicional Astur.
Así que las primeras montañas que vemos hoy , son de quesos artesanales, panes, embutidos, etc.
Es un mercado a la vieja usanza, con artesanos vendiendo sus productos y no como en otros que proliferan cada día más, en los que en vez de artesanos vendiendo sus productos, lo que encontramos en el mejor de los casos, son vendedores de artesanía.
Paseando por el mercado, disfrutamos de la conversación con los artesanos, abiertos, y afables, de los productos que exponían y te ofrecían para su degustación.
Quesos tradicionales, con denominación de origen, de los Beyos, de Gamonedo, de Cabrales; quesos de nueva expresión como el queso a la Sidra, elaborado con el mismo mimo y detalle que los tradicionales; chorizos de jabalí, de ciervo; pan de leña, pan de escanda, (la escanda es un cereal de invierno típico de Asturias, tradicionalmente cultivado en sus pueblos de montaña, y usado como sustituto o en combinación con el trigo); boroña rellena , miel , etc.
El tiempo no acababa de mejorar, las montañas ni se llegaban a adivinar bajo el manto de niebla que las cubría, unas artesanas que acaban de llegar desde Villa de Sub, nos informaron que arriba estaba abriendo rápidamente.
Asi que tras "aprovisionarnos debidamente", decidimos que ya era hora de reemprender nuestro camino, sobre todo cuando miramos el reloj y nos dimos cuenta de que loas veinte minutos que ibamos a parar , se convirtieron en ....
Salimos de San Martin en dirección al puerto de Ventana.
En el trayecto que nos lleva a nuestro punto de partida, entre la niebla, iremos dejando atrás muchos de los atractivos, que ofrece al visitante el concejo de Teverga.
En San Salvador de Alesga, el Parque de la Prehistoria .
“la más completa muestra del arte rupestre por primera vez reunida: Altamira, Lascaux, Niaux, Chauvet, Tito Bustillo….,
Un museo sin precedentes, un lugar de otra era, cuando la pintura era supervivencia y era magia, un lugar para conocer el pasado “.
Un poco más adelante, a la izquierda, justo antes de atravesar la Foz de la Estrechura, los Abrigos Rupestres de Fresnedo, un conjunto de más de 50 figuras esquemáticas, datadas entre finales de la Edad del Bronce y principios de la Edad del Hierro.
Y unos cientos metros después, a nuestra derecha , una impresionante cavidad de interés hidrogeológico y biológico, que fue declarada Monumento Natural en 2002, Cueva Huerta.
Nos adentramos ya en el desfiladero que se encaja entre la Sierra de la Sobia y la Peña Vigueras, la Foz de la Estrechura, donde la niebla sigue estando presente.
Nada más salir de la Foz, el paisaje cambia totalmente, luce el sol y la niebla se disipa lentamente sobre la aldea de Páramo.
Siguiendo la carretera en dirección al Puerto de Ventana, unos cuatro kilómetros más arriba de Páramo, se encuentra el punto de salida de nuestra ruta de hoy .
Entre la aldea de Villa de Sub, el pueblo del Páramo y la Fociella, en el llamado territorio del Privilegio, se encuentra uno de los hayedos más grandes de Asturias, el Hayedo de Montegrande….
Desde esta altura, podemos ver como el manto de niebla, aún cubre la Foz de la Estrechura, etc
Comenzamos nuestra ruta , por esta que en otros días fue una pista de montaña y que hoy en día, tras los arreglos hechos hace un par de años, para hacer un “recorrido didactico”, parece casi una "autopista".
Día soleado, entre los árboles la nieve brillando en las montañas.
La ruta , al menos hasta la Firbienza es casi completamente plana, sin ningún desnivel apreciable para nuestras piernas, alguna que otro pequeña bajada , nada más.
El hayedo en su mayor parte esta ya desnudo, a pesar de ello y de la pista, no se puede negar la belleza de la zona por donde caminamos.
Al noroeste, en un recodo del camino, aparece el Bosque de Braniella.
La ruta no tiene ninguna perdida, en ningún momento hasta que lleguemos a la Firbienza, deberemos de abandonar la pista por la que transitamos.
En unos cuarenta y cinco, cincuenta minutos , llegamos a la Firbiencia, a 1.125 metros de altitud.
Antiguo puesto de acecho de los cazadores de osos, donde nos encontramos con el ultimo de los paneles del “recorrido didáctico” .
Aquí, confluyen, el bosque de Monte Grande, el bosque de Brainiella y entre los pocos claros que deja la cerrada masa arbórea donde nos encontraremos, vemos desplomarse al río la Verde en la cascada de los Xiblos
El río la verde a su paso por la Firbienzia
Cruzamos el río La Verde y tomamos un sendero que por encima de él, en sentido ascendente, se dirige a la cascada de Xiblos.
Nos encontramos con un grupo, que bajaba de la Cascada, y nos comentan que el camino esta imposible y que no pudieron llegar a ella, a pesar de ello seguimos adelante, por intentarlo que no quede.
El pequeño sendero, desaparece con rapidez, entre árboles caídos y argayos de tierra, la cascada esta completamente rodeada de rocas y arboleda y por momentos se pierde de nuestra vista.
El sol no consigue traspasar la umbría que forman El Requexu y el Braniella, pero una mirada hacia arriba nos muestra esta bonita imagen :
No es menos bella, la que nos ofrece el río la Verde deslizándose montaña abajo.
La subida es algo complicada, pero no entraña mayor dificultad, entre argayo y argayo, algún que otro “jito” y las marcas de huellas de botas en el barro, nos señalan el mejor camino para llegar a la cascada.
Ya estamos cerca de la base de la cascada, el caudal del río la verde denota las fuertes lluvias y nevadas de los últimos días.
¡ La subida mereció la pena !
Haciendo un poco de equilibrio, nos acercamos un poco más, los argayos se han llevado la mitad de la ladera.
Una última mirada para el recuerdo, aquí arriba apenas hay sitio para sentarse, y entre la humedad y la baja temperatura lo mejor es descender hacia la Firbienza.
Añadiendo nuestro “granito de arroz”, a todos los “jitos” que encontramos en la bajada, así quien venga detrás de nosotros los vera con mayor facilidad.
Algunas veces cuesta más bajar que subir, sobre todo si el suelo esta húmedo, el sendero no tiene más de 30 cm de apoyo, tienes una caída de unos 20 metros hasta el río y solo ocho años, pero con ganas , ilusión y esfuerzo todo se supera.
Tras el descenso, vadeamos de nuevo el río la Verde, y dejamos atrás la Firbienza en busca de una zona donde diera algo el sol, para hacer una parada y comer, la encontramos al abrigo de esta cabaña :
Las sombras comienzan ya a cubrir todo el bosque y renaudamos nuestra bajada por la pista.
El bosque , en su mayor parte desnudo, aun conserva en algunos tramos los mágicos colores del otoño.
El cielo azul , pero el sol comienza a esconderse tras las montañas.
El sol a punto de desaparecer, “lucha” entre el hayedo, no quiere irse todavía.
Y nos agasaja con estas dos últimas imágenes.
La umbría nos acompaña ya hasta el final de nuestra ruta, con el cielo azul sobre nosotros y las montañas nevadas a nuestro frente.
¿ Corre por el frío o será que el último en llegar al coche paga una cena ?
Una ruta sencillísima y cómoda, con buenas vistas, un “comodín” para cuando solo tienes unas horas para “patear”.
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